martes, 29 de marzo de 2011

simón muerde la goma del lápiz, trata de resolver ese problema hace semanas pero no sabe cómo se resuelve la tercera ecuación.
entra la mamá y le dice: "anda a comprar el pan simón, veís que el tito llegó curao de nuevo y no quiero na' que le ande pegando a tus hermanos porque no queda pan pa' la once"
simón camina dos cuadras, dobla a la izquierda, dobla a la derecha, tres cuadras más y encuentra la panadería repleta de carabineros y mujeres llorando con sus vecinos abrazados a las piernas.
los dulces estaban tirados por todas partes, las galletas parecían caer del cielo, nunca antes Simón vio tantas cosas ricas juntas, al alcance de su mano y de su bolsillo lleno de pelusas y trescientos pesos para pagar el kilo.
entra al local y pesa el pan, no hay nadie atendiendo, asíque se llena las manos de dulces, los mete en sus bolsillos y vuelve a casa con ricos y pan gratis para la once.
le devuelve los trescientos pesos a la mamá y cuando ésta pregunta cómo consiguió tantas cositas sin gastar niun peso, simón responde "los cabos están de fiesta mamá, dejaron los dulces tirados para que los niños vayamos a recogerlos"
"anda a buscar más entonces po' hueón" le grita el Tito desde el dormitorio de al lado.
rehace el recorrido a la panadería ahora con una bolsa para llenar de dulces y galletas.
desde la casa, tres balazos se escucharon, y niún sólo grito de Simón pidiendo clemencia.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Y así llevábamos diez horas sonriendo, ni una sola mala cara, ni un sólo grito ni chispeo de dedos.
Todo era maravilloso, ni sorprenderme quería para no matar la magia de un día de felicidad completa.
preparé el almuerzo, preparé la once, la invité a sentarse y ver las noticias conmigo.
Nos reímos de las llamadas telefónicas y en un momento nos abrazamos,
nada parecía incomodarnos.
Hasta que de repente, como si entre los tejados de toda la cuadra se abriera paso a una bestia diabólica, se escuchó como un engranaje oxidado el peso de esas mejillas cayendo hacia abajo.
El mentón hacia arriba y la frente arrugada.
En un segundo se echó a perder todo "son míos los cigarros, no te los dí todos"
Yo no dije nada, a ver si mi cabeza bloqueaba el comentario y proseguía con esta extraña simpatía.
la fuerza de gravedad hizo lo suyo, y yo ya no podía hacer nada para levantar esa piel que colgaba de su cara.
Lo bonito dura poco.
Y lancé el primer plato.

sábado, 12 de marzo de 2011

y entonces yo estaba sentada en la plaza y comenzaron a caer plumitas del cielo.
Pobres ángeles, no me vengan después con eso de que Dios no conoce el odio.
hace tiempo intentaba cruzar esa reja, pero el guardia y sus rodillas ensangrentadas no se lo permitían. No porque le dolieran precisamente, no, porque debía encontrar la manera de no dejar huellas, y si el guardia veía sangre en las rejas se daría cuenta que alguno se había escapado, la buscarían hasta encontrarla.
de todas maneras se levantaba todas las noches procurando que las visitan se hubieran marchado ya, le gustaba dar vueltas por todo el parque, visitar a sus amigos y conocer a los nuevos.
era impresionante la cantidad de nuevos que llegaban cada día: ricos, pobres, gordos, ancianos, capitanes, marineros, putas, madres, dentistas, pilotos y estudiantes entre muchos otros.
algunas noches se reunían todos y hacían asambleas. los problemas sociales no son exclusivos de los políticos, y los más ricos se sentían discriminados por no poder salir de esos castillos donde habían acomodado sus tumbas y las de sus familias.

sábado, 5 de marzo de 2011

Y yo aquí parada,
piel seca, manos blandas, frío, hambre, desesperación.
Y yo aquí,
parada mirando
no me importaría desangrarme hasta morir si tocarai esa canción tan bonita en mi funeral.
Mientras caminaba, esquivaba miles de balazos, ignoró centenares de bombas, millones de gritos, toneladas de tomates podridos, montones de acusaciones, sanciones como cerros, castigos igual que latigazos, remordimientos, culpas, estallidos, golpes, recuerdos lapidarios y dios sepa cuántas lágrimas- cuántas angustias.
Se tropezó a penas se encontró con su mirada.

miércoles, 2 de marzo de 2011

La cárcel es lejos el peor invento del mundo, peor que la coca-cola.
Peor que los celulares.

Quería retroceder el tiempo y sacarle la cresta a todos los que nos hicieron esto, porque es cierto eso de que chile en sí no es el problema.
La culpa la tienen los que nos colonizaron, los que nos gobiernan desde que somos blancos, desde que hablamos español y nos vestimos con zapatos y calzones.
Hay que sacar a pasear al papa.